El día 16 de diciembre de 2022, por fin se llevó a cabo una de las reivindicaciones de la asociación DiverMataró. Una idea que teníamos en mente desde que iniciamos nuestra andadura como colectivo de personas con diversidad funcional. Conseguir que los gobernantes, que son quienes al fin y al cabo deciden, construyen y diseñan nuestras ciudades. Puedan conocer lo que conlleva el deambular por ellas en la vida cotidiana con un vehículo para personas con movilidad reducida. Silla de ruedas, Scooters, caminador, o incluso con un cochecito de bebe o un carro de la compra.
Parece un simple juego. Incluso puede tomarse como un juego, sin embargo, esconde toda la experiencia que supone un día a día cotidiano para las personas con movilidad reducida. Mayores con problemas de movilidad, madres con sus bebes o con el carro de la compra. En una ciudad diseñada y construida sin tener en cuenta a todos los ciudadanos. El viejo paradigma de pensamiento, en el que se piensa en inclusividad desde la visión de diseñar para una generalidad de personas. Después poco a poco adaptarlo para otro grupo de ciudadanos.
A nuestro entender es un paradigma del pasado que se debería desterrar. Se tendría que pensar en accesibilidad universal, es decir, hay que cambiar la mirada. Imaginar y realizar el diseños para todos los ciudadanos de una sola vez. A modo de ejemplo. Si se está diseñando la construcción de un edificio para el uso publico. Habría que desechar la idea de poner unas bonitas escaleras que luzcan y ocupen casi todo el espacio. Y en un lateral una pequeña rampa para las personas que usen vehículo de movilidad reducida. Sería mejor diseñar una espectacular rampa que puedan usar todos los ciudadanos a la vez.
Nuestra vida cotidiana
Las construcciones del pasado evidentemente necesitan adaptaciones para poder ser usadas por todos, pero a partir de ahora, todas las construcciones nuevas se deberpensando con el paradigma de accesibilidad universal para poder ser usadas por cualquier persona en su vida cotidiana. Por eso nos parece una buena práctica formativa el hecho de que los agentes que están involucrados, arquitectos, legisladores o constructores, puedan comprobar las sensaciones de las obras bien hechas y las que suponen dificultad para ser usadas si la persona tiene algún tipo de diversidad, y así poder, a partir de ahora, mejorar el futuro de las nuevas generaciones de personas con diversidad funcional.